En el anterior artículo hablábamos
de cómo cuidar el corazón y que la prevención juega un papel muy importante en
dicho cuidado.
Por tanto hablaremos hoy de las grasas Trans (que son aceites
parcialmente hidrogenados), en otras palabras son aquellos que resultan de la
adición de hidrógeno a los ácidos grasos
insaturados de los aceites vegetales.
En la industria alimentaria son
utilizados para estabilizar y darle una mayor durabilidad a los alimentos. Sin
embargo también los encontramos en alimentos naturales como por ejemplo la
carne de vaca o cordero y la leche de
vaca.
Después del proceso de hidrogenación,
los ácidos grasos insaturados adquieren una consistencia más o menos sólida y
se utilizan en gran variedad de productos como las margarinas, galletas, snacks,
caramelos, salsas, helados, etc.
Un consumo continuo de grasas Trans,
se refleja en un aumento del nivel de colesterol LDL (malo) y una disminución del colesterol cardioprotector HLD (bueno). (Datos confirmados por un
estudio de reciente publicación en la revista “The New England Journal of
Medicine”.
La grasa trans tiene unos efectos peores
en la salud, que los derivados de la grasa saturada o inclusive el colesterol
que consumimos en los alimentos.
Cuando hay grasa trans en abundancia,
muchas enfermedades empiezan a verse favorecidas, como es el caso de la arteriosclerosis
(El estrechamiento de las arterias, que hace más difícil el flujo sanguíneo) lo
que hace que se convierta en algo peligroso para el corazón y las arterias.
En cualquier dieta que se lleve a cabo,
nunca se debe prescindir de las grasas, pues resultan indispensables en la obtención
de energía para el organismo, pero lo que sí se debe tener en cuenta es que no
todas las grasas son las mismas y causan los mismos efectos para la salud.
De acuerdo a un análisis
epidemiológico que se realizó en Estados Unidos por Nurses Health Study, el remplazo del 5% de la energía que procede
de los ácidos grasos saturados por la energía proveniente de insaturados reduce
en un 42% el riesgo coronario. Ahora bien, tratándose de grasas trans,
remplazar un 2% de energía proveniente de las mismas por a energía que proviene
de las grasas insaturadas, es el equivalente a una reducción en el riesgo
coronario de un 53%.
Así que lo recomendado por la Asociación Americana del Corazón (AHA),
es redudcir el consumo de grasas trans al 1% del total de calorías que se
ingieran en un día, es decir que sería una dieta que aporta 2000 2500 calorías
con un consumo de 2 a 2.5 gramos de grasas trans por día.
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